Un año más que se acumuló en tu vida y te aseguro que sobre tu rostro no pesa. Porque la luz de tu mirada lo borra, porque la energía que siempre arrastras lo fulmina. Porque tu fuerza para salir adelante, para seguir corriendo esta carrera de fondo que es la vida, te mantiene en esa juventud que en su día me regalaste, el mas preciado tesoro que podría imaginar. Un tesoro de vida, la tuya, forjada de risas y aventuras, en el salón de una casa que ahora imagino repleta de juguetes, esparcidos caóticamente sobre la alfombra.
No hay regalo que supere lo que tu representas. Porque las pocas personas – muy pocas – que tenéis reservado por siempre, un trozo de mi alma, bastáis para que esta vida, con sus risas, alegrías, tristezas, decepciones y llantos, merezca la pena vivirse. Cada día, cada minuto, cada segundo… siempre contigo.